Con una secuencia de movimiento en el suelo que aprendemos, por ejemplo, después de practicar, la cosa se convierte en algo más fácil. Luego paramos y volvemos uno o dos días después y de repente la cosa fluye más naturalmente. Nuestro cuerpo parece tener más agilidad. El difícil nudo se va desatando. Este fenómeno es diferente para muchas formas de aprendizaje. No es leer información y memorizar. Es más misterioso que eso. Te levantas por la mañana, transportado a esta nueva realidad donde de repente tienes más habilidad con lo que hiciste que antes de ir a dormir. El cuerpo cambió, adaptándose a la tarea y afrontándola para llevarla a cabo.